En 1977, la pequeña isla de Colares, en el estado de Pará, Brasil, se convirtió en el escenario de uno de los casos OVNI más aterradores y documentados de la historia. Durante meses, los habitantes fueron testigos y víctimas de extrañas luces en el cielo que, según los informes, atacaban a las personas con rayos de energía, dejando marcas en la piel, debilidad extrema y, en algunos casos, la muerte. Lo que comenzó como un fenómeno inexplicable se transformó en un operativo militar clasificado conocido como «Operación Prato» (Operación Platillo). Aún hoy, el caso sigue rodeado de misterio, especialmente tras la enigmática muerte del comandante de la operación, el coronel Uyrangê Hollanda.
Las Luces del Terror
Los primeros informes surgieron a mediados de 1977. Los habitantes de Colares comenzaron a notar la aparición de luces en el cielo, descritas como orbes brillantes de diferentes colores que se movían a velocidades imposibles. Estas luces no eran simples fenómenos atmosféricos o ilusiones ópticas, sino entidades activas que parecían acechar a los residentes. Se acercaban sigilosamente a las casas, iluminaban los techos y, en algunos casos, entraban por ventanas y puertas.
El pánico se extendió cuando se confirmó que las luces no solo observaban, sino que atacaban. Decenas de testigos aseguraron haber sido alcanzados por delgados rayos de luz azul o roja, que los paralizaban y drenaban su energía. Las víctimas, en su mayoría pescadores y mujeres, reportaban sentir un calor intenso en la zona afectada, seguido de debilidad extrema y marcas en la piel similares a quemaduras por radiación. Algunos testigos mencionaban que sentían como si su sangre estuviera siendo «extraída» por estas luces. Este fenómeno pronto fue bautizado por los locales como Chupa-Chupa, en referencia a su aparente capacidad de succionar la vitalidad de las personas.
El Pánico en la Isla
El miedo se apoderó de la comunidad. Muchas familias abandonaron sus hogares y se refugiaron en grupos por las noches, esperando que las luces no se atrevieran a atacar en presencia de muchas personas. Algunos intentaron repeler los ataques disparando armas de fuego al cielo, pero las luces simplemente se movían con rapidez y evitaban los proyectiles. Incluso los animales comenzaron a mostrar comportamientos inusuales: perros ladraban al aire sin razón aparente y algunas aves caían muertas sin signos de violencia física.
La situación se volvió insostenible cuando varias personas murieron después de los ataques, sin una explicación médica clara. Los doctores locales confirmaron que las víctimas sufrían de anemia severa y síntomas similares a una exposición prolongada a la radiación. Ante el creciente pánico, las autoridades brasileñas se vieron obligadas a intervenir.
Operación Prato: La Respuesta Militar
El miedo y la presión pública llevaron a la Fuerza Aérea Brasileña a desplegar un operativo secreto conocido como «Operación Prato». La misión, liderada por el coronel Uyrangê Hollanda, tenía el objetivo de investigar los extraños eventos en Colares y recopilar pruebas de la presencia de objetos voladores no identificados.
Durante meses, el equipo de Hollanda documentó innumerables avistamientos de luces y objetos en el cielo. Se tomaron más de 500 fotografías y se grabaron numerosos videos en los que se observaban esferas luminosas moviéndose de forma inteligente. Los informes militares confirmaron que los OVNIs parecían tener algún tipo de comportamiento estratégico y tecnología desconocida.
Hollanda y su equipo también entrevistaron a múltiples testigos, incluyendo a médicos y líderes comunitarios, quienes confirmaron los efectos devastadores de los ataques. En sus declaraciones, el coronel aseguró que él mismo había sido testigo de la presencia de estos objetos y que, en una ocasión, una luz lo persiguió mientras realizaba investigaciones en la isla.
En diciembre de 1977, sin una explicación oficial y bajo circunstancias desconocidas, la Operación Prato fue abruptamente clausurada. Se prohibió la difusión de los documentos recopilados, y el caso fue silenciado por el gobierno brasileño.
La Misteriosa Muerte de Uyrangê Hollanda
Años después, en 1997, Uyrangê Hollanda rompió su silencio en una entrevista con el investigador Ademar Gevaerd. En esta impactante conversación, el exmilitar confesó que la Operación Prato había recolectado pruebas irrefutables de la existencia de OVNIs y que él mismo había sido testigo de encuentros cercanos. Aseguró que las autoridades brasileñas sabían más de lo que admitían y que el fenómeno de Colares era solo la punta del iceberg de una presencia alienígena activa en Brasil.
Sin embargo, poco después de conceder esta entrevista, en circunstancias aún cuestionadas, Hollanda fue encontrado muerto en su casa. Oficialmente, su muerte fue catalogada como suicidio: supuestamente, se ahorcó con el cinturón de su bata. No obstante, quienes lo conocían aseguran que no mostraba signos de depresión ni tendencias suicidas. Su repentina muerte alimentó aún más las teorías de conspiración.
¿Encubrimiento o Contacto?
El Incidente OVNI de Colares sigue siendo uno de los casos más inquietantes de la ufología mundial. A pesar de la desclasificación parcial de los archivos de la Operación Prato en los años 2000, muchas preguntas permanecen sin respuesta. ¿Quién o qué controlaba aquellas luces? ¿Cuál era su propósito al atacar a los habitantes de Colares? Y, lo más inquietante, ¿por qué se silenciaron a los testigos, incluyendo a Hollanda?
Para los amantes de lo inexplicable, el caso de Colares no solo representa una de las pruebas más contundentes de la presencia de inteligencias desconocidas en la Tierra, sino también un oscuro recordatorio de que, cuando la verdad se acerca demasiado a la luz, hay fuerzas que prefieren mantenerla en las sombras.