En Filipinas, un país donde el karaoke es casi una religión, una canción ha adquirido una fama aterradora: My Way de Frank Sinatra. Lo que podría parecer un simple himno sobre superar adversidades se ha convertido en un presagio de muerte. Desde el año 2000, una serie de homicidios violentos en karaokes han estado vinculados a esta canción, dando origen a la llamada «maldición de My Way«.
Muertes en el micrófono
Los casos documentados son escalofriantes. En 2007, un hombre de 29 años cantaba My Way en un bar de San Mateo, Rizal, cuando otro cliente lo acusó de desafinar. La discusión escaló y terminó con un disparo letal. En 2010, en la ciudad de General Santos, un guardia de seguridad mató a un hombre que, según testigos, había cantado la canción con demasiada arrogancia. En muchos casos, los asesinos eran extraños o incluso amigos de la víctima, transformando un momento de entretenimiento en una escena de crimen.
El fenómeno no distingue edades ni clases sociales. En un bar de Manila, un hombre apuñaló a su compañero de tragos después de que este se negara a cederle el micrófono mientras interpretaba la fatídica canción. En otro caso, un adolescente fue golpeado brutalmente por intentar cantar la melodía en una reunión familiar. La violencia parece siempre encontrar su vía cuando My Way resuena.
Consecuencias: el veto de una canción
El miedo a la maldición ha llevado a muchos bares y karaokes a prohibir My Way. Los dueños de establecimientos temen que la canción desate peleas, y algunos clientes prefieren no arriesgarse. ¿Cómo una simple melodía puede provocar tal reacción?
Teorías sobre la maldición
El origen de la maldición tiene varias interpretaciones. Algunos creen que la letra de My Way, que habla de desafiar a los demás y vivir sin arrepentimientos, alimenta la arrogancia en un ambiente donde el honor es fundamental. En los karaokes filipinos, el orgullo puede ser una bomba de tiempo, y una interpretación desafinada o demasiado pretenciosa puede ser tomada como una provocación mortal.
Otros apuntan a una explicación más psicológica: la combinación de alcohol, egos inflados y un sentido exacerbado de competencia convierte el karaoke en un campo de batalla. En un país donde el canto es una pasión nacional, una mala interpretación de My Way podría ser percibida como una falta de respeto al arte y a los demás presentes.
Y luego está la teoría sobrenatural. Algunos creen que la canción está maldita, que evoca energías oscuras que siembran el caos y la violencia. Esta hipótesis es alimentada por la cantidad de muertes y la aparente aleatoriedad con la que ocurren.
Un misterio sin fin
Aún con la prohibición en muchos bares, la maldición de My Way sigue siendo un tema de conversación en Filipinas. Es un fenómeno que desafía la lógica y se ha convertido en una leyenda urbana con un trasfondo de sangre. ¿Es simple coincidencia o hay algo más en juego? Lo que es seguro es que, en algunos rincones de Filipinas, pocos se atreven a cantar My Way sin mirar primero por encima del hombro.
