Según un nuevo estudio publicado en la revista Brain, Cognition and Mental Health, el parásito felino Toxoplasma gondii responsable de alterar el cerebro del huésped y potencialmente causar afecciones neurológicas podría, de hecho, volver a las personas contagiadas más atractivas. Bienvenidos a la peor tendencia de belleza.
¿Que es Toxoplasma gondii ?
El Toxoplasma gondii es un parásito transmitido por gatos que puede infectar a los humanos, causando una afección llamada toxoplasmosis. Presenta síntomas mínimos o nulos, a menos que el huésped esté inmunodeprimido, en cuyo caso la toxoplasmosis puede ser mortal.
Una vez establecido en el huésped humano, puede propagarse por contacto sexual. Esta transmisión sexual supone un desafío para el parásito: tiene un efecto excesivo en el huésped, y es improbable que encuentre pareja y lo propague aún más.
Efectos del Toxoplasma gondii
La forma en que el Toxoplasma gondii manipula el cerebro está bastante bien caracterizada, pero se desconoce si modifica el fenotipo (lo que vemos cuando miramos a otra persona). Los investigadores plantearon la hipótesis de que podría modificar las características del huésped para aumentar la probabilidad de reproducción sexual, y la pusieron a prueba en un nuevo estudio.
Tomando una muestra de 35 personas infectadas y 178 no infectadas, se pidió a un grupo separado de evaluadores que calificaran a cada participante según su atractivo percibido. Se tomaron de cada uno parámetros que podrían influir en el atractivo, como el índice de masa corporal, la simetría facial, dolencias menores, etc.

Resultados del Estudio
Al sumar todos los resultados, se observó una diferencia significativa entre los dos grupos. Las personas infectadas fueron calificadas como más sanas y atractivas en general; los hombres infectados presentaban rostros más simétricos, mientras que las mujeres infectadas también presentaban mayor simetría, más parejas sexuales, índice bajo de masa corporal y una mayor percepción de atractivo.
Estos resultados concuerdan con investigaciones previas realizadas en ratas, que sugieren que el parásito puede modificar directamente las características faciales y corporales de un huésped para aumentar sus posibilidades de apareamiento, o que los efectos secundarios de la infección resultan ser beneficiosos (aparte de los riesgos para la salud).
Algunos estudios han identificado aumentos de testosterona en machos infectados con Toxoplasma gondii, lo que podría explicar los cambios en la estructura facial observados en los hombres. Por otro lado, las personas más sanas podrían afrontar los costes fisiológicos de tener un parásito, lo que distorsionaría las muestras de personas infectadas. En cualquier caso, se necesita mucha más investigación para comprender qué sucede a nivel celular para que los parásitos modifiquen los fenotipos humanos de forma tan drástica.
Los autores creen que este trabajo podría ser fundamental para comprender cómo interactúan los parásitos y los huéspedes humanos.
“En conjunto, estos resultados sientan las bases para futuras investigaciones sobre la manipulación del huésped humano por patógenos y parásitos de transmisión sexual”, escriben los autores.